
Al principio todo resultó maravilloso, pienso que como en cualquier pareja, vivir en palacio rodeada de lujos, comodidades, criados, criadas, doncellas, bailes, fiestas, y sobre todo los mimos, caricias, ternura y el amor que su príncipe derramaba hacia ella. Pero el paso del tiempo y la rutina rompieron el hechizo, nuestra Cenicienta de cuento despertó a la cruel y dura realidad , y la vida en palacio se le hizo muy cuesta arriba.
Ya no había diálogo entre ellos, no tenían proyectos en común, su príncipe pasaba demasiado tiempo fuera de palacio y ella se sentía muy sóla, perdida en su inmensidad. Cenicienta intuía que "su amor " buscaba las caricias de otras princesitas de cortes cercanas, eso la irritaba, apretaba los puños conteniendo su rabia y lloraba y lloraba.
Cuánto añoraba no haber hecho caso a sus padres y haber terminado y ejercido su carrera de filología para ser una mujer independiente y poder hacer con su vida lo que le hubiese dado " la real gana ", nunca mejor dicho.
- Hija, no te ates a ningun hombre, vive la vida a tu gusto, sin ataduras. Le repetía su madre una y otra vez. Pero ella no quiso escuchar, la habían educado como a casi todas las niñas, en la búsqueda del príncipe azul y eso fue lo que hizo.
Tras los primeros años de felicidad absoluta, llegaron los hijos, ¡ qué ilusión !, pero la ilusión no fue tanta cuando, como a todos los hogares, la crisis llegó tambien a palacio y hubo que recortar gastos y despedir trabajadores, ( mayordomos, nodrizas, cocineros, chóferes etc, etc al paro), y allá que Cenicienta se tuvo que poner a dar clases particulares para sacar unos dineritos extra lo que unido a llevar y recoger niños, hacer deberes, preparar comida, cena, baños, mientras su esposo, un hombre de carne y hueso como todos los hombres, se pasaba las horas delante de su ordenador o viendo sus partidos y programas favoritos en la tele.
La pobre, ya no tenía tiempo para ella, se había descuidado tanto que no parecía la misma; ¿ dónde estaba su larga y rubia melena, su esbelta figura, su tez blanca y delicada, sus cuidadas y suaves manos, y sobre todo dónde habia quedado su carácter alegre, su ternura, su sonrisa, su paciencia y gratitud hacia los demás, y sus ganas de cantar y vivir ?.
Un día al levantarse, harta ya de culpabilizarse de la actitud esquiva de su esposo y de la jodida y esclava vida que llevaba decidió solicitar el divorcio.,al que príncipe y princesa llegaron de mutuo acuerdo. En la actualidad se ven de vez en cuando y mantienen la compostura por el bien de los hijos y nuestra Cenicienta se siente féliz de sentirse libre.
La pobre, ya no tenía tiempo para ella, se había descuidado tanto que no parecía la misma; ¿ dónde estaba su larga y rubia melena, su esbelta figura, su tez blanca y delicada, sus cuidadas y suaves manos, y sobre todo dónde habia quedado su carácter alegre, su ternura, su sonrisa, su paciencia y gratitud hacia los demás, y sus ganas de cantar y vivir ?.
Un día al levantarse, harta ya de culpabilizarse de la actitud esquiva de su esposo y de la jodida y esclava vida que llevaba decidió solicitar el divorcio.,al que príncipe y princesa llegaron de mutuo acuerdo. En la actualidad se ven de vez en cuando y mantienen la compostura por el bien de los hijos y nuestra Cenicienta se siente féliz de sentirse libre.
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