
Quisiera contar a ustedes,
si en permitírmelo os place
la historia de una doncella,
que por encontrarse bella,
de zoco en zoco se avenga.
Esa su pobre alcancía,
que siempre se encuentra vacía,
más no su noble aposento,
que a sus damas da tormento
¡no paran de colocar!.
Siempre hay ropas y trastos
un sinfín de porquerias
que adquiere con algarabía
en un tenderete u otro
lo mismo da uno que otro,
lo que se aviene es comprar.
Se oyen dimes y diretes,
en todo el reino la nombran,
la bella ya no está cuerda,
ha perdido la razón.
Cuando aparece en la corte
lo mismo se cree dama cortesana
que una alocada fulana,
pintora, espía,jinete,
lo pasa de rechupete,
inventándose quien es.
Pócimas y brevajes
para quitarle sus males,
circulan por todo el reino
más no han de surtir efecto
ella es féliz así.
Su rey padre ha prohibido
venta ambulante en sus dominios,
nada, nada de mercaillos,
¡eso es una sin razón!.
¡Ay, que esto sólo ha traído
la pérdida de su color!,
que no hay nada más divertido
que comprar en el mercadillo.
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