miércoles, 13 de abril de 2011

LA ESTACIÓN




Corría la Primavera del año 98, era muy joven. estaba recien casada y como cada viernes tarde acostumbraba tomar el tren que en poco más de tres horas me llevaría hasta la ciudad donde trabajaba mi pareja.

Llegué ansiosa y puntual a la estación con billete en mano deseosa de ocupar mi asiento y partir; pero algo iba mal, tras esperar unos minutos interminables, el tren con salida en Madrid no llegaba, el andén seguía vacío.

Me encaminé hasta la ventanilla, donde una amable señorita me comunicó que una huelga indefinida de trabajadores era el motivo de la anulación de todos los viajes previstos para aquel día. Se me cayó el alma al suelo, indignados todos los afectados exigimos que fletaran autobuses para nuestros diferentes destinos, pero la compañía se negó. No había nada que hacer; la única cosa era resignarse a esperar toda la noche en la sala de espera de la estación.

Pero yo no estaba dispuesta a resignarme, deseaba encontrarme con mi enamorado y disfrutar de un fin de semana a su lado, así que, contraté un taxi que me llevó hasta el portal del bloque donde ambos compartíamos un destartalado y pequeño nidito de amor.

El viajecito me costó un huevo,fue una noche subrealista pero y ¡lo bien que lo pasamos!. Todos se reían despues y me decían que estaba loca y era cierto estaba loca de amor y repleta de juventud.

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