Recuerdo como los primeros días todos estábamos muy contentos e ilusionados ; pasábamos la mañana en las playas cercanas , ( A Lanzada , Montalvo y Major ) , vírgenes , preciosas , de bellos paisajes , de arena fina y aguas frías y cristalinas.
El sol relucía , pero la temperatura exterior no era a la que estamos acostumbrados en nuestra Comunidad por lo que los baños fueron más bien escasos y breves .¡ Esos chiquillos eran los que le echaban valor , se daban una zampullá tras otra ! y se pasaban las horas bicheando junto a Juán al que tanta ilusión le hacía enseñarles a bucear .
Tras el almuerzo y por supuesto la inevitable siesta nos acercábamos hasta los pueblecitos de los alrededores ; el primero de ellos , si la memoria no me juega una mala pasada fue " San Juán de Poio " , situado en pleno corazón de las Rías Baixas en donde pudimos visitar su antiquísimo Monasterio , su curiosa y singular Biblioteca , y ya en su huerto El Hórreo más grande que se conoce , ( 123 metros cuadrados ) , que provocó el delirio de los niños .
Muy muy singular y típico era el pueblecito de Combarro con su encrucijada de callejas estrechas , salpicadas de pequeños hórreos , su diminuta iglesia llena de viejitas lugareñas , sus tiendecitas para turistas repletas de figuras de brujitas , esas meigas en todas poses y maneras que yo juraría merodeaban por el pueblo , sus restaurantes donde nos hacinábamos los visitantes ansiosos de degustar los mariscos y pescados de la Ría .
En uno de ellos nos pusimos las botas y nos vendieron unas botellitas de albariño que degustaríamos a nuestro regreso a casa . ¡ Ah y por supuesto y como los crios se empeñaron y por no escucharlos , ya se sabe , compramos como recuerdo una gaita de juguete que todavía anda rodando por sus cuartos y me recuerda cuando los limpio ese azaroso viaje !. Ayer mismo volvimos a ver los vídeos grabados y percibo con añoranza como han crecido y cambiado dejando atrás su niñez .
Estas excursiones las realizamos entre los días 4 y 5 de agosto y situándonos sobre el 6 o 7 , mientras estábamos todos sentados a la mesa terminando de comer percibimos como el cielo , hasta entonces azul , comenzaba a cubrirse de humo y empezaba a llover cenizas , el aire se hizo irrespirable y decidimos marcharnos hasta Pontevedra y buscar una pensión donde pasar la noche .
En la capital el humo lo envolvía todo , los pájaros muertos se dispersaban en sus calles y parques pero sus habitantes continuaban con su rutina con total normalidad . Es algo que no acerté a comprender , ¿ cómo era posible que se hubiese llegado a esa situación y que las autoridades competentes no hubiesen dispuesto de los medios necesarios para extinguir los incendios cuanto antes? , eran los propios vecinos los que intentaban con sus escasos recursos y su tesón parar a ese fascinante enemigo ; muchos turistas , estoy segura , cambiaron el rumbo de sus vacaciones . Era ilógico que esto ocurriese en un país desarrollado en pleno siglo xx .
No sería esa la única vez que tuvimos que salir a escape de allí , creo que vino a ser dos días más tarde cuando al atardecer el incontrolable fuego se acercaba cada vez más peligrosa y amenazadoramente hasta la vivienda . Corre que te corre hasta la pensioncita de marras , ¡ si ! . lo nuestro fue un ir y venir .
Por supuesto el trayecto de ida y vuelta a Santiago de Compostela también estuvo salpicado por las llamas ; poco despues de nuestro regreso a Sanxenso cortaron la autopista que los une .
Qué os puedo contar de esta ciudad , cosmopolita donde las haya , con su bulliciosa Plaza del Obradoiro , con ese ir y venir de peregrinos jubilosos al llegar a su destino , su majestuosa Catedral abarrotada que era preciso hacer unas colas enormes para acceder a cualquiera de sus recintos , la cripta del Pórtico bajo las escaleras del Obradoiro donde se encuentra la tumba del Apostol y cuántos tesoros reposando en el museo que ésta acoge . Nunca podremos olvidar la visión que nos ofrecía desde sus alturas ; fuego y más fuego por todas partes .
La escasa movilidad por carretera nos impidió viajar a otras provincias , en los siguientes días , tan sólo nos acercámos hasta Pontevedra que llegamos a conocer hasta la saciedad . Nos recuerdo degustando plácidamente , en una de sus plazas el famoso pulpo a la gallega y bailando al son de las gaitas de músicos callejeros .
Tras la tempestad llegó la calma y pudimos desplazarnos hasta Tui donde me emocioné con la visión de su catedral " Santa María de Tui " románico y gótico unidos para su contemplación y desde dónde se podía ver discurrir al río Miño , el maravilloso y agreste Parque Natural de las Islas Cies , la ciudad de Baiona con su espectacular parador al que me gustaría regresar y disfrutar de su entorno natural y sus instalaciones , A Guarda con su famoso Monte de Santa Tegra y por supuesto no faltó el típico viajecito en barco por la Ría para ver las mejilloneras . A pesar de la hora y la calor , eran las 5 de la tarde , sus pasajeros , en su mayoría de nacionalidad Portuguesa se hincharon de mejillones y de albariño ¡ vamos que me entraban ganas de vomitar tan sólo con verlos ! .
Y como todo se acaba lo hicieron igualmente nuestras vacaciones , hicimos las maletas , recogimos todos los chismes y paquetes acumulados , los apelmazamos en los maleteros que casi no cerraban y ..
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