Tras los continuos incendios de aquellos días el paisaje Pontevedrés no ofrecía a los turistas su mejor aspecto ; los verdes y frondosos parajes que nos recibieron al llegar estaban desolados y mostraban su cara más amarga .
Los tonos grises y negros sustituyeron a los verdes , y el olor a quemado reemplazó al suave y agradable aroma de los árboles , de la hierba , de la naturaleza . Las cenizas lo envolvíeron todo , y el sibilante humo se resistía a marcharse .
Haría falta mucho tiempo para que aquellos maravillosos lugares recuperasen su anterior imagen de alegría y quietud .
De regreso a Andalucía en una desapacible y lluviosa madrugada pudimos comprobar entristecidos la desolación del paisaje que dejábamos atrás .
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